martes 21/ENE/25
Mc 2, 23-28.
La norma es la caridad.
Un sábado en que Jesús atravesaba unos sembrados, sus discípulos comenzaron a arrancar espigas al pasar. Entonces los fariseos le dijeron: “¡Mira! ¿Por qué hacen en sábado lo que no está permitido?”. Él les respondió: “¿Ustedes no han leído nunca lo que hizo David, cuando él y sus compañeros se vieron obligados por el hambre, cómo entró en la Casa de Dios, en el tiempo del Sumo Sacerdote Abiatar, y comió y dio a sus compañeros los panes de la ofrenda, que sólo pueden comer los sacerdotes?”. Y agregó: “El sábado ha sido hecho para el hombre, y no el hombre para el sábado. De manera que el Hijo del hombre es dueño también del sábado”.
Reflexión:
Dios había puesto como día de descanso el sábado, pero los fariseos habían tomado este descanso al extremo y no se permitían hacer obras de ningún tipo, ni siquiera curar a un enfermo o cortar espigas para saciar el hambre. Es así como se corrompe el mandamiento de Dios y se lo lleva al extremo de hacerlo dañino. Por eso nosotros debemos aprovechar esta lección del pasado y cumplir los mandamientos pero teniendo como norma la misericordia. Y si por ejemplo a un vecino nuestro se le cayó el techo de su casa en domingo, nosotros no debemos decir: “El domingo es de descanso y yo no trabajo”, sino que por misericordia debemos ayudarlo a reconstruirlo para que su familia no quede a la intemperie. Siempre la caridad debe ser nuestra guía.
Pidamos a la Santísima Virgen la gracia de entender las Escrituras como Ella las entendió, para vivir el espíritu de los mandamientos y enseñanzas de Dios.
Jesús, María, os amo, salvad las almas.
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