Lo eterno.
107 Oh Dios mío, he conocido que no soy de esta tierra, el Señor me lo ha inculcado en mi alma, [en] alto grado. Estoy presente más en el cielo que en la tierra, aunque no descuido en nada mis deberes.
Comentario:
No estamos hechos para vivir eternamente en esta tierra de sombras, sino que nuestro corazón anhela lo infinito, lo eterno, lo inmutable, a Dios en definitiva, que es la felicidad sin límites. Por eso en este mundo los bienes materiales no pueden llenar al hombre. Deseamos tener un auto y creemos que cuando lo tengamos seremos felices. Cuando alcanzamos el objetivo descubrimos que queremos otra cosa y que no estamos satisfechos. Es porque nuestra alma tiene hambre de infinito, fue hecha para Dios, el Único que la puede colmar y desbordar. Por eso vivamos en este mundo, cumpliendo nuestros deberes de estado a la perfección, pero con el pensamiento y el corazón puestos en el lugar de delicias que nos espera si somos fieles a Dios.
Jesús, en Vos confío.
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